Por María de los
Ángeles Ortiz
El entorno de la nueva economía se caracteriza por
cambios rápidos, profundos, complejos, intermitentes y altamente impredecibles.
Por tanto, las formas tradicionales de gestionar se revelan insuficientes e
insatisfactorias exigiendo un incremento de la creatividad de las estrategias y
una planificación estratégica acorde a los contextos cambiantes, de riesgo e
incertidumbre. En este sentido, la planificación
estratégica es un proceso mediante el cual una organización toma decisiones
fundamentadas en el análisis y el procesamiento de información de su entorno
interno y externo, evaluando las diferentes situaciones vinculadas a las ejecutorias
organizacionales para preveer y decidir sobre su futuro.
Desde
esta perspectiva, se requiere que el capital humano de la empresa, su gente, se
capacite para administrar un tipo diferente de organización fundamentada en la
información, la comunicación, y que sean capaces de transformar la información
en conocimiento para avanzar en las operaciones en forma sincrónica con la
misión, y los propósitos de la organización.
A su vez, la complejidad de la tarea requiere la participación proactiva
de equipos multidisciplinarios y transdiciplinarios para dar atención y
solución a problemas de distinta
naturaleza con el objetivo de lograr una mayor eficacia y efectividad.
La
planificación en este nuevo milenio debe responder a la necesidad de competir
en el mundo globalizado y que la competencia ya no está al cruzar la
calle. Por consiguiente, representa una
buena excusa para el cambio, para reenfocar la misión y la acción de la
organización, ya que supone la investigación de los nuevos retos a que se
enfrenta la sociedad de la incertidumbre.
Teniendo claro, que aunque la planificación no es una “varita mágica”
que lo resuelve todo, sí nos asegurará un mayor control de nuestra gestión
gerencial. Planificar influye en la
organización y servirá como herramienta para calibrar la gestión y evaluar los
resultados. Permite además contrastar
los efectos al enfocar a todos los miembros del equipo los objetivos que se persiguen.
Marcia Steele, conferenciante líder de Crestcom
International, nos presenta el pensamiento estratégico como una herramienta
para mejorar la planificación estratégica, ya que no podemos danzar entre una
crisis y el status quo, sino que debemos pensar siempre en el futuro de
nuestras decisiones. Una organización sin una estrategia estará dispuesta a
intentar cualquier cosa y ser como un tipo de nave sin rumbo fijo. Es de suma
importancia, por tanto, que todo líder ejerza su habilidad de crear, apegarse a
una estrategia efectiva y comunicarla. La comunicación de la estrategia es la
savia que nutre al liderazgo, el vaso comunicante de las inquietudes
organizacionales y lo que al fin de cuentas nos permitirá ser más competitivos
en el escenario global.
________________________________________La autora es presidenta de Crestcom International Puerto Rico
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